“Ñacuñán…Te contemplamos desde las sendas del recuerdo”

Hay historias que en los pueblos resultan apasionantes y aunque sean pocos los habitantes, siempre ocurren pequeñas cosas o hechos que en una ciudad pasarían desapercibidas, pero que en los pequeños pueblos se convierten en una fuente inagotable de comentarios y tertulias.

Se trata de pequeños pueblos situados en la geografía mendocina, cuyo entorno invitan a descubrir su pasado y es lo que ocurre en Ñacuñan, donde su gente es rica en tradiciones e historias, esas que marcan un antes y un después en este distrito que se ubica al sur del departamento de Santa Rosa, por la ruta 153 y que conforma un importante sector de la geografía mendocina, rica por excelencia.

De norte a sur, de este a oeste, Ñacuñán, conforma una infinidad de encantos, un lugar cargado de historias, cultura y tradiciones que van pasando de familia a familia y sin dudas, integra el listado de los pueblos más atrapantes de Mendoza.  

Aquel 1940, un año prometedor para los Valdéz

La familia Valdéz Riera, vivía en “El Retamozo”, un puesto ubicado a 40 km. al Este de Ñacuñán y el relato de Ofelia Valdéz, es enriquecedor, no sólo por sus características, sino por la magnitud de su contenido.

“En esos tiempos, Ñacuñán era el punto de encuentro con la modernidad, el lugar donde partíamos con el tren, y más tarde el cochemotor hacia los lugares poblados para hacer compras y vender los productos que producíamos en el campo”, comenzó relatando Doña Ofelia y haciendo a la vez, alusión a los trabajos elaborados en cueros, cerda, lana, chivos y corderos.

“Ñacuñán era el punto de encuentro más importante para los puesteros”.

Así define a su pueblo una de las mujeres más conocidas de la región “Esta era la estación ferroviaria más poblada en la zona rural del departamento Santa Rosa” continúa “Tenía mucha actividad gracias al ferrocarril porque en esos tiempos el campo era el mayor productor de alimento y madera. Cuando los puestos vendían ganado o lana, los trenes de carga eran los medios de transporte más eficaces, porque no existían rutas para otro tipo de vehículos, sólo huellas de carro y sulky”, recuerda.

“El ganado se traía arreando desde los puestos hasta los corrales del estado en carros tirados por mulares, los productores locales traían a la estación sus productos, que eran llevados a la ciudad y zonas urbanas de Santa Rosa, La Paz, Monte Comán y San Rafael”.

“También era el lugar donde los niños iban a la escuela. Como no había albergue, eran recibidos en los hogares de los pobladores (empleados del ferrocarril) y estancias, como “San Ignacio” de la familia Araya”, cuenta.

Sin dudas su relato como la de otros pobladores muestran lo que significa, no solamente para sus familias este territorio, sino para todo el departamento, cuya historia enriquece la provincia de Mendoza.

Agradecemos los Relatos de Ofelia Ester Valdéz, Virreina Departamental del Adulto Mayor de Santa Rosa

Compartir
Necesitas ayuda?